martes, 26 de noviembre de 2013

Te amo tanto que...

Hablamos el otro día de hipérboles. Bien podía haber recordado estos versos de Carlos Edmundo de Ory en lugar del desafortunado ejemplo que empleé en clase…

Hipérbole del amoroso

Te amo tanto que duermo con los ojos abiertos.
Te amo tanto que hablo con los árboles.
Te amo tanto que como ruiseñores.
Te amo tanto que lloro joyas de oro.
Te amo tanto que mi alma tiene trenzas.
Te amo tanto que me olvido del mar.
Te amo tanto que las arañas me sonríen.
Te amo tanto que soy una jirafa.
Te amo tanto que a Dios telefoneo.
Te amo tanto que acabo de nacer.

domingo, 17 de noviembre de 2013

"Lea usted más y no maltrate el español"


Son palabras de Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes, con motivo de la publicación de Las 500 dudas más frecuentes del español. Este manual, estructurado a modo de preguntas y respuestas, intentará aclarar a los hablantes del castellano esas dudas que hacen que te levantes y preguntes a tu alrededor qué opción es la correcta.
Es un buen regalo para los Reyes Magos. Mi duda es cómo hay que portarse para que finalmente te lo traigan…
En este enlace encontrarás la noticia recogida en El País y unos ejemplos de lo que podremos encontrar en el libro.

Esta entrada me  recuerda a mi grupo de 1º del curso pasado... espero que sigáis respetando la lengua de Cervantes con el mismo cariño que entonces.

martes, 5 de noviembre de 2013

Desde donde habita el olvido...

Hoy se cumplen cincuenta años de la muerte de Luis Cernuda, poeta sevillano que formó parte de la Generación del 27. Siempre en un segundo plano en los libros de texto, algo que no entiendo y una de mis batallas cuando explico su siglo en las aulas.
Subo dos poemas suyos. 

Te quiero

Te lo he dicho con el viento,
jugueteando como animalillo en la arena
o iracundo como órgano impetuoso;

Te lo he dicho con el sol,
que dora desnudos cuerpos juveniles
y sonríe en todas las cosas inocentes;

Te lo he dicho con las nubes,
frentes melancólicas que sostienen el cielo,
tristezas fugitivas;

Te lo he dicho con las plantas,
leves criaturas transparentes
que se cubren de rubor repentino;

Te lo he dicho con el agua,
vida luminosa que vela un fondo de sombra;
te lo he dicho con el miedo,
te lo he dicho con la alegría,
con el hastío, con las terribles palabras.

Pero así no me basta:
más allá de la vida,
quiero decírtelo con la muerte;
más allá del amor,
quiero decírtelo con el olvido.


Donde habite el olvido
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.